jueves, 10 de agosto de 2017

TEORÍA DE GÉNERO







Género tienen la ropa y los sustantivos
Los seres humanos tenemos sexo.

De jóvenes y "jóvenas"...

Hacia mediados de Abril pasado, cuando María Cecilia Velázquez se hizo cargo del Ministerio de Educación de la provincia de Santa Cruz, la flamante ministro no tuvo mejor idea que dirigirse a su audiencia diciendo: "...A los jóvenes y a las jóvenas,... estee… si así se dice, o con una arroba como solemos decir nosotros para ponerle perspectiva de género...".



Detengámonos un poco. Esta mujer no es la chica de la limpieza, que es trabajadora, simpática y una joya de persona pero que, por esas cosas de la vida y las injusticias vigentes, apenas si pudo cursar una primaria mal enseñada. Esta mujer está al frente de un ministerio provincial. Al frente del Ministerio de Educación, para ser más precisos. Eso significa que, si usted o yo, querido lector, viviéramos en Santa Cruz, esta persona podría decidir cómo serán educados nuestros hijos. Y, claro, también nuestras hijas "jóvenas". 

... a caballeros y "caballeras".

Por de pronto se me ocurriría preguntar: ¿Por qué las feministas se colocan siempre en segundo lugar? Todos y todas. Chicos y chicas. Alumnos y alumnas. Y ahora "jóvenes y jóvenas". ¿Qué les pasa con esa manía de pelearse constante e histéricamente por el primer plano pero auto-referenciarse siempre en el segundo? ¿Qué es lo que lleva a estas personas a tratar de llamar la atención a cualquier precio – en algunos casos incluso recurriendo al exhibicionismo de desnudarse en público – y luego conformarse discretamente con segundos lugares a la hora de las salutaciones y las enumeraciones? Hace ya un buen tiempo atrás, a mí me enseñaron que en todo discurso la salutación al público en general se debía dirigir a "damas y caballeros", o bien – con menos acartonada solemnidad – simplemente a "señoras y señores". Pero nunca al revés.   

Pues ahora parecería ser que lo correcto vendría a ser algo así como "damos y damas", o bien "caballeros y caballeras", o incluso "señores y señoras" siendo esto último tan solo un poco menos ridículo pero igual de maleducado; aun cuando quizás más ajustado a la moda de la "perspectiva de género". 

¿Qué cuernos es, al fin y al cabo, esta perspectiva de género?


Perspectiva de género

Cuando uno estudia detenidamente los argumentos y la literatura existente alrededor de la teoría de género, la primera reacción espontánea de cualquier persona sana y normal es tomar todo en solfa y hacer la caricatura de las docenas de ridiculeces que contiene. Sin embargo, por más graciosa que pueda resultar esa clase de análisis crítico, creo que ese enfoque, si no incorpora otros elementos más contundentes, está mal y hasta es peligroso. 

Está mal porque los argumentos que sustentan la teoría de género son tan retorcidamente complejos que cualquier intento de tomarlos a la chacota le otorga a los defensores de la teoría la posibilidad de acusar al crítico de falta de seriedad y hasta de falta de los conocimientos necesarios para hablar del tema en absoluto. Y es peligroso porque, a falta de una crítica formal y exhaustiva – que no necesariamente tiene que excluir el humor y la exposición del ridículo – la "perspectiva de género" puede seguir siendo vendida como algo serio y hasta "científicamente demostrado". Algo que no es de manera alguna pero que, así considerada, puede convertirse en la ideología con la que se pretenderá adoctrinar a nuestras hijas y a nuestros hijos.

El argumento central

El argumento básico de la teoría de género subraya el hecho que en algunas personas existe una discordancia entre el "sexo psicológico" y el "sexo biológico". En la argumentación de quienes sostienen la teoría:

... el sexo psicológico o sexo cerebral (el sexo de la persona), no coincide con el sexo de cromosomas, genitales y cuerpo (ni con el sexo social), sino que es del otro sexo. Es una cuestión de identidad sexual, qué es la persona, cuál es su sexo psicológico, cómo se siente... [1]

Nótese como ya, sutilmente, el "sexo psicológico o sexo cerebral" está indicado como "el sexo de la persona". O sea que ya de entrada, aun antes de entrar en cualquier clase de demostración, directamente y como una especie de petición de principio, declaramos que el sexo de la persona es el "sexo psicológico" o "cerebral". 
  
Un poco más adelante esto queda manifestado en forma taxativa y explícita – e insisto: antes de cualquier demostración al respecto.

No es que las personas transexuales "quieran" ser mujeres (u hombres), es que lo son, su sexo cerebral (su verdadero sexo) es ése, así se sienten y así son, y necesitan adecuar (en mayor o menor grado) su cuerpo a su sexo psicológico (su identidad sexual)... Una mujer transexual es una mujer, una hembra humana, que ha nacido con cromosomas, genitales y cuerpo masculinos. Un hombre transexual es un hombre, un macho humano, que ha nacido con cromosomas, genitales y cuerpo femeninos. [2] (El resaltado es mío)

O sea que los cromosomas, los genitales y el cuerpo en general no cuentan. Lo que decide es el "sexo psicológico", que es "el verdadero" sexo que la persona "siente". 

El sexo "verdadero"

La primera pregunta que a uno se le ocurre es "¿Verdadero? ¿Por qué"? ¿Por qué lo que una persona dice que SIENTE ha de ser más "verdadero" que lo que esa persona objetivamente ES? Don Juan tiene el par cromosómico 23 en XY, posee barba, pene, testículos y una musculatura de fisicoculturista; pero él dice que "se siente" mujer. ¿Tengo que considerarlo Doña Juana por eso? ¿Lo incluyo dentro del equipo de hockey femenino? En el club, ¿lo mando a cambiarse al vestuario de las mujeres? Cuando va al médico, ¿va al ginecólogo? Se pueden hacer mil preguntas para poner de relieve lo ridículo y absolutamente insostenible de la tesis. 

Además, en materia de sexo, si hay una discordancia entre lo biológico y lo psicológico, la probabilidad de que exista una disfunción biológica es por lo menos igual a la probabilidad de que exista una disfunción psicológica. Lo que sucede es que la disfunción biológica puede llegar a ser muy difícil de detectar aunque más no sea porque "Cerca de 6.500 genes humanos codificadores de proteínas, reaccionan diferente en el sexo masculino y femenino." [3].  

La definición del "verdadero" sexo como un "sentimiento psicológico" es, en el mejor de los casos, tan solo una suposición a demostrar; una teoría que se vuelve tanto más improbable mientras más complejo e interrelacionado resulta ser el sistema sexual biológico del ser humano, sobre todo teniendo en cuenta que el conocimiento científico que tenemos de ese sistema está a años luz de ser exhaustivo. De este modo, ante la complejidad de lo biológico y lo mucho que nos falta para comprenderlo plenamente, resulta muy fácil y cómodo adjudicarle a la psicología un papel hegemónico ya que, como se sabe, las afirmaciones psicológicas no son falsables. [4]

La multitud de tipos de sexo

Así tenemos después "tipos" de sexo a granel. Sexo cromosómico, sexo gonadal, sexo genital, sexo corporal, sexo cerebral, sexo social y un largo etcétera que depende de los distintos autores. Lo cual significa que luego – y a pesar de que "El sexo de una persona es su sexo cerebral, su sexo psicológico; [...] el verdadero sexo de esa persona." [5] – la "identidad de género" puede clasificarse de muchas formas. Por ejemplo, una identidad de género "cis-sexual" indicaría que la identidad de género y el sexo biológico coinciden; una identidad de género "transexual" indicaría que la persona se identifica con el sexo opuesto a su sexo biológico; una identidad de género "intergénero, transgénero o gender-queer" indicaría que la persona no se identifica totalmente ni como hombre ni como mujer, independientemente de su sexo biológico; y así sucesivamente hasta agotar todas las combinaciones imaginables puesto que las variantes de lo que una persona puede llegar a "sentir" – o declarar que "siente" – son casi ilimitadas. 

De este modo es como se pueden construir luego "identidades de género" casi a placer, incluso hasta caer en la ridiculez del absurdo como lo demostró, por ejemplo, Steffen Königer en la Cámara de Brademburgo en junio de 2016 al rechazar una propuesta que intentaba hacer aprobar una campaña para institucionalizar la perspectiva de género. Saludar a todas las identidades de género propuestas le insumió a Königer cerca de diez veces más tiempo que la corta frase con la que rechazó el proyecto.



Preguntas artificiosas

Para tratar de mantener su posición a pesar de estos manifiestos absurdos, los promotores de la teoría de género recurren muchas veces a preguntas capciosas. Por ejemplo, se preguntan: 

"¿Qué es más importante, los genitales o la identidad de una persona?" y acto seguido exigen respuesta a toda una serie de otras preguntas como ser: "[...] un hombre que sufra amputación de pene y testículos, ¿deja de ser hombre? Una mujer que ha tenido una histerectomía con remoción de ovarios y trompas, ¿deja de ser mujer? Una persona a la que le falten piernas y brazos, ¿es acaso solo medio-persona?" [6]

¿Hace falta decir que ninguno de los tres casos mencionados hace referencia a una persona normal y completa? En los tres casos se trata de personas mutiladas. Un hombre con pene y testículos amputados es un pobre eunuco lamentablemente incapaz hasta de realizar un acto sexual normal. Su tragedia personal es digna de compasión y consideración, pero ya no es un hombre con todos los atributos, órganos y funcionalidades que caracterizan a los hombres normales. A diferencia del eunuco del ejemplo anterior, una mujer a la que le han removido ovarios y trompas podrá seguir teniendo la capacidad de realizar un acto sexual pero con la extirpación habrá quedado incapacitada de reproducirse por las vías normales y naturales, para no hablar de los procesos de menopausia y disminución de la libido que se producen como consecuencia de la extirpación. Por supuesto que no dejará de ser mujer pero no será una mujer normal y completa. [7] Y el tercer caso ya roza lo morboso. Sin piernas ni brazos es obvio de toda obviedad que el individuo no se convierte en "medio-persona" (sic). En lo que trágicamente se convierte es en un discapacitado total, imposibilitado de valerse por sí mismo. Si ésas son las referencias para demostrar la validez de la teoría de género, pues no queda más remedio que concluir que se trata de una teoría sobre bases por demás enfermizas que necesita recurrir a seres humanos mutilados, víctimas de alguna tragedia personal, para argumentar sus tesis.

Enfermedad o trastorno mental

La tesis de que el "verdadero sexo" de una persona es su "sexo psicológico" – vale decir: el sexo que la persona "siente" – tiene un costado muy débil que los promotores de la teoría de género han descubierto pronto y se han movilizado rápidamente para apuntalarlo.

En efecto, decir que el "verdadero sexo" es el psicológico resulta muy similar a afirmar que la "verdadera personalidad" es también la "personalidad psicológica". Con esto, si voy y digo que "me siento" Napoleón Bonaparte, me tendrían que conceder que, efectivamente, SOY Napoleón Bonaparte porque mi "verdadera personalidad" es la de Napoleón. 

Para librarse de este disparate, la teoría de género se apresura a afirmar que:

 "La transexualidad no es un «trastorno mental» La identidad de las personas (incluida la de las personas transexuales y la de la personas transgénero), no es ningún tipo de trastorno ni enfermedad mental. " [8]

Y después de esto viene toda una serie de contrasentidos que son para, literalmente, agarrarse la cabeza.

Por un lado, apenas dicho lo anterior la teoría de género no tiene más remedio que conceder que:

[...] la transexualidad sigue incluida hoy en día dentro de los trastornos psiquiátricos [...] de todas formas, día a día se va avanzando para dejar de considerarla como tal [...] Países como Suecia o Francia, ya han dejado de incluirla entre los trastornos psiquiátricos. Y, en el mismo sentido se han manifestado el Parlamento Vasco (30/09/2010), el Parlamento Europeo (28/09/2011), el Gobierno Español (14/05/2010), o asociaciones profesionales como la Federación Española de Sociedades de Sexología. [9]

O sea que si la transexualidad y demás disfunciones sexuales son – o no son – trastornos o enfermedades mentales, lo deciden en última instancia unos legisladores que, en su enorme mayoría, son abogados. Abogados que, en el ultra-mejor de los casos, se hallan asesorados por algún médico psiquiatra o por algún psicólogo, pero que aun así retienen en sus manos el poder de decisión sobre el contenido de la ley. 

Y dejemos de lado por amor a la brevedad el hecho que, en muchos casos, es mejor no indagar demasiado en la orientación mental, moral, ideológica y hasta sexual de estos abogados y de estos asesores. Sin ir más lejos en nuestro país hemos tenido un juez de la Corte Suprema de la Nación, el Dr. Eugenio R. Zaffaroni, que en 1989 prácticamente sobreseyó a un sujeto que había obligado a una nena de 8 años a practicarle sexo oral con el argumento que "la fellatio, no puede constituir el denominado »acceso carnal« " y que "el único hecho imputable se consumó a oscuras, lo que reduce aún más el contenido traumático de la desfavorable vivencia para la menor." [10]

Pero la frutilla de la torta es el argumento con el que se pretende cerrar la discusión alrededor de la transexualidad como algo que no tiene nada que ver con un trastorno o enfermedad mental:

En todo caso se debería considerar un problema físico, en el que el sexo del cuerpo no coincide con la identidad de esa persona. [11]

Veamos. Primero decimos que el "verdadero" sexo es el psicológico. Luego decimos que la transexualidad no es un trastorno mental.  Y luego, para demostrar que no es una enfermedad mental, afirmamos que su origen se debe buscar en algún problema físico

Es imposible evitar la pregunta: ¿en qué quedamos? ¿Es una cuestión psicológica o resulta ser que es una cuestión biológica después de todo? ¿O es una cuestión biológica pero que no tiene nada que ver con la cuestión psicológica? Y, si fuera este último caso, ¿cómo demonios se las arregla el sexo psicológico para mantenerse independiente de una cuestión biológica directamente relacionada con la función sexual?

Las claves

Existen al menos cinco claves relacionales para centrar el debate sobre la teoría de género. [12]

1)- La relación entre sexo y género. 
2)- La relación entre cuerpo y psique.
3)- La relación entre naturaleza y cultura
4)- La relación sexuada entre las personas
5)- La relación entre sexo y organización social.

Frente a estas cinco claves relacionales, la teoría de género sostiene:

1)- La prácticamente absoluta supremacía del "sexo psicológico" sobre el sexo biológico.
  
2)- La existencia de una psique soberanamente independiente de los factores biológicos en materia sexual.

3)- El predominio de lo cultural por sobre lo natural y la presunción que lo cultural puede existir y perdurar al margen y hasta en contra de lo natural.

4)- La trivialización de la relación sexual que, a su vez, implica "banalizar también a la persona misma, pues supone tratar al otro involucrado en la relación más como objeto que como sujeto." [13]

5)- El menosprecio de la función social de las relaciones sexuadas como marco garantizador de la supervivencia de la especie y la consideración de las estructuras sociales familiares como un producto contingente de costumbres culturales aleatorias y no como el resultado natural de miles de años de evolución de la especie humana.


Por poco que se lo piense, la teoría de género simplemente no resiste el análisis. 


Los dejo con un testimonio que vale la pena escuchar. Es de Amparo Medina, una ex-funcionaria de la ONU que hizo todo el periplo: de feminista militante de izquierda, pasando por funcionaria de organismos internacionales involucrados en cuestiones de "salud reproductiva", hasta católica desilusionada de todas las teorías en las que había creído, desengañada simplemente por no tener más remedio que rendirse ante la evidencia de los desastrosos y hasta criminales resultados de las políticas de género.




NOTAS
1)- Cf. http://www.gizartelan.ejgv.euskadi.eus/r45-berdgtra/es/contenidos/informacion/identidad_de_genero/es_transexu/transexualidad.html
2)- www.gizartelan Op.Cit.
3)- Cf. http://www.actuall.com/familia/un-estudio-sobre-los-genes-de-hombres-y-mujeres-deja-sin-argumentos-a-la-ideologia-de-genero/
4)- El falsacionismo o principio de falsabilidad es una corriente  pistemológica para la cual una proposición o afirmación es científicamente admisible cuando existe al menos la posibilidad lógica de refutarla mediante la observación empírica. Cuando esa posibilidad no existe, la proposición no es científicamente admisible y se convierte en materia de fe o de creencia.
5)- www.gizartelan Op.Cit.
6)- www.gizartelan Op.Cit.
7)- Una histerectomía provocará la menopausia si también le extirpan los ovarios. La extirpación de los ovarios también puede llevar a que se presente disminución de la libido. El médico puede recomendar la estrogenoterapia restitutiva.
Cf. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002915.htm
8)- www.gizartelan Op.Cit.
9)- www.gizartelan Op.Cit.
10)- C.N.Crim. Sala VI (Def.) – Elbert, Donna, Zaffaroni – (Sent. “S”, sec. 23). c. 17.415, TIRABOSCHI, Julio E. Rta: 26/4/89. En http://www.adoptar.org.ar/2011/08/zaffaroni-si-hay-oscuridad-no-hay-abuso-sexual-infantil-caso-tiraboschi/
11)- www.gizartelan Op.Cit.
12)- Teoría de Género. ¿De qué estamos hablando? 5 Claves para el debate. Catalina Siles V. - Gustavo Delgado B. - Instituto de Estudios de la Sociedad - Comunidad y Justicia - Santiago de Chile - Agosto 2014 - www.ieschile.cl
13)- Catalina Siles V. - Gustavo Delgado B. Op.Cit.