jueves, 14 de julio de 2016

FSSPX CONTRA NEO-FSSPX O LA SANTA AUDACIA CONTRA LA “SANTA DIPLOMACIA”



Primer número de la revista Iesus Christus, del Distrito América del Sur.
Por entonces se llamaba a las cosas por su nombre.


“En razón del rechazo de considerar nuestros pedidos, y siendo evidente que el objetivo de esta reconciliación no es en absoluto el mismo para la Santa Sede que para nosotros, creemos preferible esperar momentos más propicios cuando Roma vuelva a la Tradición (…)
Continuaremos rezando para que la Roma moderna, infestada de modernismo, vuelva a ser la Roma católica y recobre su Tradición dos veces milenaria. Entonces, el problema de la reconciliación ya no tendrá razón de ser y la Iglesia volverá a tener una renovada juventud.”

Mons. Lefebvre, Carta a Juan Pablo II, 2 de junio de 1988.


“Para Roma el objetivo de las conversaciones es la reconciliación, como lo dice el Cardenal Gagnon en una entrevista concedida al diario italiano “L’Avvenire”, es decir, el regreso de la oveja descarriada al redil. Es lo que yo expreso en la carta al Papa del 2 de junio: “el objetivo de las conversaciones no es el mismo para Vos que para nosotros.
Cuando pensamos en la historia de las relaciones de Roma con los tradicionalistas desde 1965 hasta nuestros días nos vemos obligados a comprobar que se trata de una persecución cruel y sin descanso para someternos al Concilio.(…)
La Roma actual, conciliar y modernista no podrá tolerar jamás la existencia de una rama vigorosa de la Iglesia Católica que con su vitalidad la condena

Mons. Lefebvre, Econe, 19 de junio de 1988.



Comenta Mons. Straubinger sobre los Apóstoles:

“Esta santa audacia para predicar la divina Palabra sin disminuirla, es la gracia que más anhelaban los apóstoles” (Nota a Hechos 4,13).

Para no perder ni disminuir esa santa audacia Mons. Lefebvre prefirió romper con la Roma ocupada por los modernistas. Entendió claramente –dolorosamente- que esa Roma no estaba dispuesta a permitir la predicación de la Verdad entera y sin compromisos.

Los Apóstoles habían dado ya testimonio de esto cuando dijeron al linaje sacerdotal en el Sinedrio, ante la prohibición de hablar en el nombre de Jesús:

“Nosotros no podemos dejar de hablar lo que hemos visto y oido” (Hechos 4,20)

Al respecto comenta Mons. Straubinger:

“En esta bellísima confesión, que más parece un desahogo del alma apostólica, vemos la fuerza incontenible del Evangelio (…) Es la embriaguez del Espíritu, que los hace pasar por borrachos ante el mundo, como Cristo pasaba por loco ante sus parientes”.

Decididos a confesar la verdad, estaban dispuestos a pasar por locos o borrachos ante el mundo. Hoy la Neo-FSSPX afirma que quiere confesar íntegra la verdad pero sin tener que pasar por locos, borrachos, rebeldes, cismáticos, cobardes o lo que fuere. Buscan el “Reconocimiento” de aquellos que deploran la verdad. Quieren el beneficio inmenso de la verdad sin pagar el precio que significa poseerla.


Todos tendremos que salir a confesar pública y personalmente la verdad, cuando Dios lo disponga, y con su gracia, como en el caso de los Apóstoles, convocados por las autoridades. Donde sea que Dios nos lleve, cuando Él disponga las circunstancias, ante quien fuere. La FSSPX está hoy ante esas circunstancias concretas, ante unas autoridades. Pero equivoca el camino porque reemplaza al Espíritu Santo por la diplomacia.  Ya no habla “sí sí, no no”, como hablaron los Apóstoles.

Los fieles recibieron a los Apóstoles, al regresar del Sinedrio, de donde fueron expulsados con amenazas, y rezaron pidiendo a Dios:

Ahora, pues, Señor, mira las amenazas de ellos, y da a tus siervos que prediquen con toda libertad tu palabra” (Hech. 4,29)

Tras lo cual,

“…llenos del Espíritu Santo, anunciaban con toda libertad la palabra de Dios” (Hech. 4,31)

Hicieron esto sin haber obtenido un “reconocimiento” sinagogal (y hoy sabemos que el poder talmúdico controla gran parte de las deciciones romanas). No les faltaba libertad, eso que piden hoy los líderes de la FSSPX.  La FSSPX se fue expulsada de Roma (con “excomuniones” y todo) y a partir de entonces fue bendecida con la gracia de hacerse fuerte en la verdad, confesando con entera libertad la doctrina católica y denunciando los errores. Mons. Lefebvre entendió, tras muchas idas y venidas, esta situación con respecto a Roma, por lo que nunca más buscó llegar a entenderse con ellos. El pastor no puede pedir licencia al lobo para que lo deje custodiar las ovejas. El buen pastor aleja a las ovejas del lobo y les advierte contra éste. Y lo hace con entera libertad pues la gracia de Dios lo sostiene. La Neo-FSSPX ha perdido aquella santa audacia y busca sostenerse en una “santa diplomacia”, muy apreciada por Francisco y la iglesia conciliar. Los Apóstoles se sintieron gozosos al haber sido hallados dignos de sufrir desprecio por el nombre de Jesús. En esto reside el hecho de ser verdaderamente un Apóstol y un buen pastor, y no un mercenario.

Ignacio Caballero