sábado, 26 de septiembre de 2015

SABADO MARIANO - NO OLVIDE REZAR EL ROSARIO








EL CORAZÓN DE MARÍA Y EL SANTO ROSARIO

Con la devoción y consagración al Corazón de María ostenta el rezo del santo Rosario una importancia de primerísimo  plano en las revelaciones de Fátima. El Rosario es, sin duda, la práctica más encarecidamente recomendada por Nuestra Señora en todas las apariciones:

·      13 de mayo: “ Rezad el Rosario todos los días, para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”

·     13 de junio: “quiero que… recéis el Rosario todos los días”.

·     13 de julio: “Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días”, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella lo puede conseguir”. “Cuando recéis el Rosario, diréis después de cada misterio: ¡Oh, Jesús mío! Perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo, principalmente a las más necesitadas!”.

·     19 de agosto: “Quiero que… continuéis rezando el Rosario todos los días”.

·   13 de septiembre: “Continuad rezando el Rosario para alcanzar el fin de la guerra”.

·    13 de octubre: “Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honra; que yo soy la Señora del Rosario; que continúen rezando el Rosario todos los días”.

No se podía dar mayor insistencia en la  recomendación de esta práctica mariana que tantas bendiciones ha traído siempre a la Santa iglesia y a las familias católicas, sobre todo la paz y la unión y el espíritu cristiano de piedad, de laboriosidad y de paciencia. 

Pero nuestra Señora se ha dignado señalar unas características especiales para su rezo:

·     Su finalidad: La paz y la conversión de los pecadores. Así lo indican las antedichas palabras de la Virgen y la oración que pidió intercalasen entre los misterios después de cada decena.

·   Un modo: Que se mediten los misterios, condición precisa para merecer la gran promesa de los cinco primeros sábados del mes.

·    Un espíritu: En reparación de las ofensas que se hacen al Corazón de la Virgen es el rezo del santo Rosario con la meditación de los misterios y con este ánimo reparador cordimariano.  San Antonio M Claret comprendió las relaciones que median entre el Rosario y la devoción al Corazón de María: “Para llegar al Corazón de María, el camino más corto y seguro es el santísimo Rosario”.

Un ejemplo concreto de la eficacia del Rosario lo tenemos en Francisco. Cuando Lucía  preguntó a la Virgen si también él iría al Cielo, la Virgen le respondió:“Francisco también irá al Cielo pero antes tiene que rezar muchos Rosarios. Él, feliz, manifestando lo alegre que se sentía por la promesa del ir al Cielo, cruzando las manos sobre el pecho decía: ‘’Oh madre mía, Rosarios rezo todos los que tú quieras’’. Y desde entonces tomó la costumbre de separarse de nosotros como paseando y, si alguna vez le llamaba y le preguntaba sobre lo que estaba haciendo, levantaba el brazo y me mostraba el Rosario. Si le decía que viniese a jugar, que después rezaríamos todos juntos, respondía: ‘’Después rezo también. ¿No recuerdas que nuestra Señora dijo que tenía que rezar muchos Rosarios?’’”. El Rosario fue para Francisco el medio de ganarse el Cielo.

“Yo creo –afirmaba Sor lucía- Que, después de la oración litúrgica del Santo Sacrificio de la Misa, la oración del santo Rosario, por el origen y la sublimidad de las oraciones que lo componen y por los misterios de la Redención que recordamos y meditamos en cada decena, es la oración más agradable que podemos ofrecer a Dios y de mayor provecho para nuestras almas. Si así no fuese, Nuestra Señora no lo habría recomendado con tanta insistencia”.