sábado, 11 de enero de 2014

HABEMUS PAPAM: ¿COINCIDENCIAS CASUALES O EL PROGRAMA DE DESTRUCCIÓN DEL PAPADO ANTICIPADO POR UNA PELÍCULA?




HABEMUS PAPAM, película de Nanni Moretti, año 2011


La extraordinaria cantidad de coincidencias entre lo mostrado en esta película y lo ocurrido posteriormente nos llevan a plantearnos este interrogante: ¿es casualidad -sexto sentido, como dicen algunos- o un programa anticipado dos años antes, preparado meticulosamente, para la salida de Ratzinger y la llegada de Bergoglio al Papado, lo que se nos ofrece en este film?

Nanni Moretti es un director, escritor y actor de izquierda italiano que realizó esta hábil película donde busca demoler –sin caer en trazos gruesos y con una impecable reconstrucción arquitectónica y de vestuarios- directamente el Papado y todo lo que lo rodea. El argumento es el siguiente: ante la muerte del Sumo Pontífice de la Iglesia, se reúne el cónclave para elegir al sucesor. En la segunda votación sale elegido el “humilde” cardenal Melville (interpretado por el actor francés Michel Piccoli) por absoluta mayoría. Pero en el momento en el que debe salir al balcón de la Plaza San Pedro, se acobarda, sufre un ataque de pánico y huye sin poder asumir. Para ayudarlo se convoca a un psicoanalista ateo, el mejor de Italia (interpretado por el director de la película, Moretti), que deberá residir en el Vaticano en tanto dure el difícil tratamiento. Posteriormente el Papa se escapa –vestido como una persona cualquiera- del Vaticano. Mientras dentro de éste el psicoanalista organiza torneos de volleyball con los cardenales, en Roma el Papa visita a una psicoanalista –la ex mujer del psicoanalista exitoso del Vaticano-, recorre la ciudad, recuerda sus deseos de ser actor y se inmiscuye en un grupo de teatro que interpreta una obra de Chejov. Finalmente rescatado por los cardenales durante una función teatral, el Papa tiene el valor de salir a enfrentar a la multitud para decir que no acepta ser el Papa.

Por todo lo que esta película involucra, y de la forma en que está llevada a cabo, es imposible que no haya contado con el apoyo vaticano –es decir, de la iglesia conciliar-. No se hace en Roma –por más que los escenarios sean reconstrucciones en estudio- un ataque tan elaborado e inteligente al Papa y la Iglesia católica –en lo que representa exteriormente- sin el concurso de las autoridades vinculadas seguramente a las logias masónicas que funcionan allí dentro. Y mucho más damos en pensar en ello cuando vemos lo que hoy en día está llevando a cabo Francisco: la demolición del Papado, en una continuidad de lo que propone –sin decirlo del todo explícitamente- la película. Ésta es muy clara en su propuesta y su guión no fue objetado en absoluto por el Vaticano. Queda por saber si su libreto fue tomado como modelo posteriormente o si ya desde entonces el plan masónico se había empezado a llevar adelante, para hacer aceptar a las masas lo que dos años más tarde se les iba a imponer en la sede romana ocupada por los enemigos de Cristo.

Antes de ver las coincidencias asombrosas, digamos que la burla llevada a cabo por Moretti y cía. evita caer en la caricaturización o golpe bajo, siendo al comienzo muy respetuoso –demasiado para algunos izquierdistas que deseaban un ataque más frontal- con las investiduras y la institución de la Iglesia. Pero apenas empieza el cónclave, un corte de luz muestra que la película ha de contrastar la seriedad y respetabilidad de esos ancianos hombres de la Iglesia con el sarcasmo que se irá incrementando a medida que transcurran los minutos. La película de Moretti nos hace acordar a las pinturas anticlericales del ilustrador francés Jehan Georges Vibert (1840-1902), de un extremado realismo que hacen más efectivo el contraste con las actitudes de los retratados, más tratándose de obispos y cardenales. Pero esto, ¿no es lo que hemos estado viendo cada vez más en la iglesia conciliar, y mucho más a partir de la elección de Bergoglio?

Algunas pinturas de Vibert:




Una imagen de la película, muy acorde con aquellas ilustraciones:


Veamos ahora algunos de los detalles de anticipación que muestra la película, lo hacemos ilustrándolo con las imágenes correspondientes:
  Luego de la primera votación del cónclave, se muestra un plano de la gente en la plaza San Pedro, expectante. Entre varias banderas que agitan los fieles, se ven dos de Argentina. Precisamente la más cercana a cámaras y más visible es la de Argentina.



Tras la elección del Cardenal Melville como Papa, entre otras banderas se ve una agitada cerca de la cámara y separada de las otras, es la más grande de todas, y en solitario: la bandera de Argentina. ¿Sólo casualidad? ¿Por qué la bandera argentina mostrada en dos momentos diferentes y destacada por sobre las otras? Esta última gran bandera ondeante aparece exactamente luego de un plano que muestra el humo blanco saliendo de la chimenea.


Pero allí no terminan las referencias a la Argentina. En determinado momento, un guardia suizo que en ausencia del Papa se hace pasar por éste recluido en sus aposentos, se pone a escuchar en un equipo musical una canción de Mercedes Sosa, cantante argentina. La canción se llama “Todo pasa”, de contenido absolutamente subversivo, y dice entre otras cosas:
 “Cambia lo superficial
 cambia también lo profundo
 cambia el modo de pensar
 cambia todo en este mundo
 cambia el clima con los años
 cambia el pastor su rebaño
 y así como todo cambia
 que yo cambie no es extraño”.

Y así mientras los cardenales se ponen a bailar al son de este tema, en la calle, coincidentemente, el Papa encuentra a una mujer argentina que canta este tema. ¿Pero acaso desde que asumió, Francisco –el cardenal argentino Bergoglio- no habla una y otra vez de que hay que cambiar muchas cosas en la Iglesia? ¿No es acaso un hombre favorecedor de la izquierda? “Hay tanto que se debe cambiar”, dice el Papa de la película.



Cuando queda claro que el Cardenal Melville es el nuevo Papa, todos los Cardenales se ponen de pie para aplaudirlo. Pues bien: eso es lo que dijo Bergoglio que sucedió cuando fue su elección.


Otro detalle interesante: en la película hay varias escenas donde los cardenales, manejados por el psicoanalista, juegan con una pelota al vóley (incluso las monjas lo hacen) dentro del Vaticano.



¿No nos recuerda esto a Francisco jugando con una pelota dentro del Vaticano?



La forma en que este hombre manipula a los cardenales –como si fueran niños-, ¿no recuerda a aquellos obispos infantiles manipulados por un sujeto –homosexual según dicen- durante el baile de la Jornada Mundial de la Juventud en Río?




En la película se lo ve al Papa, en sus andanzas por Roma, dentro de una iglesia, sentado en un banco como un fiel más. Exactamente igual que como hizo Bergoglio –éste con la vestimenta blanca- en más de una oportunidad.



En la película se introduce a un personaje que es un intelectual ateo, que departe con el Papa e incluso tiene cosas para enseñarle a un Pontífice con quien habla de igual a igual e incluso se muestra superior. Esto nos hace acordar a la gran deferencia que tuvo Francisco con el ateo periodista italiano Eugenio Scalfari.



 En “Habemus Papam” se representa –y el Papa se sabe de memoria sus líneas- una obra de Anton Chejov. ¿Qué obra? “La Gaviota”. Pues bien, todo el mundo recuerda que antes de que saliera el humo blanco de la chimenea, indicador de la elección del Papa, en el último cónclave una gaviota se posó sobre la chimenea. ¿Indicando que el elegido era un actor que iba a representar un papel ya escrito?
También, tanto en la obra de Chejov como en Hamlet de Shakespeare, a la cual tal obra menciona, hay en cada una un usurpador junto a una mujer de la cual su hijo quiere se separen. ¿Sería acá el Papa un usurpador?



  En un momento de la película, un guardia suizo se sorprende de ver paseando en los jardines vaticanos al Papa, ya que éste no ha asumido su pontificado. Lo mismo ocurrió cuando se pudo ver desde lejos al “Papa emérito” Benedicto, ya sin ejercer su pontificado, paseando por los jardines vaticanos.




 Finalmente se muestra la escena de la renuncia del Papa, anticipación de que algo así era posible, y no sólo posible sino lógico, bueno y necesario, según el desarrollo de la película. Sucedió más tarde con la renuncia de Benedicto XVI. ¿Casualidad o preparación remota de una escena programada?



Este no es Benedicto, sino el papa de la película. ¿Parecido, no?


Más detalles:

-El afiche es muy interesante. Muestra la mano izquierda del Papa reteniendo la derecha. ¿Acaso no es el ala más izquierdista la que ha triunfado con Bergoglio? Hasta él mismo aclaró que nunca fue de derecha, por si acaso. Por otra parte, la mano derecha es la que bendice: en la película el Papa cuando sale al balcón no bendice a nadie, sólo se excusa y pide a la multitud que rece por él.

- El Papa es alguien como los otros: eso es lo que la película instala en el espectador. Y eso mismo es lo que ha venido sosteniendo Francisco desde que asumió.



-El Papa Melville se cura de su miedo saliendo a caminar entre la multitud, saliendo al mundo. Francisco quiso vivir fuera de los apartamentos pontificios y habla de salir y caminar. Dicen varios medios también que sale a la ciudad disfrazado.

-En un momento el Papa Melville se acerca a curiosear en un puesto de diarios, como cualquier ciudadano. ¿Acaso no es esto lo que solía hacer Bergoglio en Buenos Aires, ir a comprar su propio diario?



-Le dice un cardenal al psicoanalista, en medio de un partido de volley y entre festejos: “Para su fortuna, profesor, usted al Infierno no se irá. No se irá nadie allí. El Infierno está desierto”.

-Antes de esto se había mostrado simpáticamente unos dibujos de dragones, hechos por los niños de la psicoanalista. ¿Con qué motivo?



-Que Moretti es de izquierda, ya lo sabíamos. Pero ¿acaso realizó esta película por encargo de las logias masónicas? En la fotografía que aparece en el sitio web de su productora, Sacher Films, Moretti aparece cubriéndose un ojo, típico signo masón.



Si Moretti introdujo con total descaro el desorden en el Vaticano, mientras el inoperante Papa estaba afuera, ¿no es ese el programa que está cumpliendo Francisco, el de “hacer lío”, como explícitamente lo ha dicho él mismo a los jóvenes? Así, el papel que cumple el psicoanalista ateo en la película lo estaría cumpliendo ahora el supuesto papa Francisco. Y esa apertura al mundo, a los “saberes” de los ateos, a la mayor participación de las mujeres donde la Iglesia nunca lo determinó, esas salidas al mundo, a “caminar por las periferias”, todo eso que muestra la película, ¿no es acaso lo que está haciendo el propio Francisco, como si se tratara de una película?

“Habemus papam” simula ser una comedia dramática acerca de un conflicto psicológico que involucra a un hombre que debe asumir un cargo muy poderoso en una institución muy importante. Pero en verdad, le está diciendo a la Iglesia cuál es su lugar en el mundo, según los planes de las logias satánicas. Más allá de las coincidencias casuales o no, lo cierto es que esta película fue realizada muy “oportunamente” para suscitar en la opinión pública la posibilidad de imaginar aquello que “debía” ocurrir posteriormente. Las artes y en particular el cine vienen desde hace años preparando el terreno para las élites secretas que imponen su contrarreligión y su contraiglesia cuando los obstáculos han sido vencidos y las mentes subvertidas por estos medios masivos de difusión. Si debemos siempre tener en cuenta los signos de los tiempos, estar atentos a estas señales que nos dan los enemigos puede servirnos para alertarnos aún más ante lo que el futuro puede depararnos. Lo dijo Nuestro Señor: “Velad y orad”.  



Detalle interesante: del Cap. 26 del libro “El verdadero Francisco”, de Omar Bello, Editorial Perfil, 2013: