miércoles, 7 de agosto de 2013

EL MUNDO DEL ESPECTÁCULO




El pontificado de Francisco no deja de sorprendernos. Como si se tratase del personaje “Zelig” del comediante hebreo Woody Allen, ubicuo para aparecer y asimilarse a todo tipo de personajes y circunstancias disímiles a lo largo y ancho del planeta, así nuestro Francisco (¡ay, los argentinos queramos o no debemos decir eso, en tanto que argentinos!), acaba de aparecer, sin salir del Vaticano, formando parte de una entrega de premios de la farándula vernácula. Una distinción otorgada por los mandamases anticristianos de los medios, que premian su ecuménico, pluralista, humanista y “masónico” programa de televisión, donde compartió cartel con el rabino Skorka.
La afrenta fue por partida triple: en primer lugar para José Hernández, cuyo inmortal “Martín Fierro” nada tiene que ver con la suciedad de una estatuilla imitadora del “Oscar” norteamericano con que se premia a mediocridades mayúsculas del espectáculo y la prensa nacional. Luego, para con Cristóbal Colón. No contentos con que el gobierno nacional quiera desplazar su estatua ubicada detrás de la Casa de Gobierno –para trasladarla 400 km. más allá-, también se utiliza el teatro que lleva su nombre, uno de los más importantes del mundo en lo que a lírica se refiere, para dejar que ocupen su escenario y sus asientos una serie de artistas de cabaret televisivo y radial, con toda su banalidad fotogénica a cuestas. En tercer lugar, claro está, para con  el Papado, una vez más con la complicidad de Jorge Mario Bergoglio (¿acaso cumpliendo un rol actoral? Recordemos cómo salió por primera vez a escena al abrirse el telón rojo vaticano).     
En fin, para desagraviar un poco y aliviar al lector, les ofrecemos unos consejos del Martín Fierro, invitando a su lectura siempre provechosa:


MARTÍN FIERRO